Ena Von Baer y la crisis de la política

Una encuesta reciente hecha en conjunto por Radio Cooperativa, la Universidad Central y la consultora de comunicación estratégica Imaginaccion da cuenta que un 86% de los encuestados estima que los parlamentarios que hayan financiado sus campañas de manera ilegal, deberían dejar sus cargos. Hasta ahora, Iván Moreira ha reconocido “errores” al incluir entre sus fuentes de recursos boletas falsas, y Ena Von Baer reconoció haber pedido financiamiento fuera del período estipulado en la ley. Además hay otros políticos investigados en PENTA y la arista SQM, que incluye a personas de la Nueva Mayoría.
El caso de la senadora por nuestra región de Los Ríos ilustra con crudeza la crisis de la representación política en nuestro país, crisis que socava profundamente la institucionalidad democrática y los valores republicanos que tanto trabajo ha costado restituir después de la Dictadura. Al respecto, resulta llamativa la inacción de numerosos actores políticos y líderes de opinión regional ante la situación en la que se encuentra la senadora Von Baer, querellada por la fundación Ciudadano Inteligente en el juicio por el caso PENTA y expuesta a serios cuestionamientos en la capital del país..
Para una región que pretende constituirse como un referente en cuanto a prácticas vinculadas a una correcta gobernanza, resulta altamente dañino estar representados en el senado por una persona vinculada a cohecho y financiamiento ilegal de campaña. Se puede esgrimir en defensa de Von Baer que no se le ha formalizado por delito alguno, también se ha dicho que “está todo en regla” y solo se han cometido “errores involuntarios”. Pero lo cierto es que dicha argumentación resulta impresentable desde el punto de vista de la responsabilidad política y muy cuestionable desde el punto de vista ético. En efecto, muchos de quienes estamos empezando en política (independiente de las banderas) lo hemos hecho demandando un nuevo estándar ético; por eso la explicación de “es todo legal” nos resulta tan insuficiente.
En Revolución Democrática estamos empeñados en profundizar, abrir y radicalizar nuestra democracia, por eso vemos con expectación los proyectos que se enviarán al parlamento para regular de forma estricta en política y dinero, sin embargo no deja de ser paradójico que la nueva legislación pretenda ser debatida y aprobada por los mismos que hoy están cuestionados. Nuevas leyes son importantes, pero su efecto se reduce a los síntomas de una enfermedad tan profunda como peligrosa, mas no insalvable. Una nueva democracia, una nueva institucionalidad, unas nuevas reglas, un nuevo pacto social; todos elementos esenciales para una nueva política.
¿Cómo lo logramos? La respuesta es simple: Asamblea Constituyente, para una nueva constitución. Cada día resulta más evidente que la respuesta a la crisis está en el poder soberano de la ciudadanía en su conjunto.
 
Jaime Sáez, ex Coordinador de Acción Política de Revolución Democrática y miembro del Territorio Valdivia.
Esta columna fue publicada originalmente en el Diario El Ranco 
 
 

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